Hoy precisamente cumplo años y son bastantes ya sobre la faz terrestre. 60 kilos más de masa celular y algo más de experiencia adquirida debido al entorno en el que he crecido es el legado de mi existencia, basada en el aprendizaje de cuestiones que me atraen y que intento asimilar, comprender y añadir a mi mente. Han pasado ya muchos años desde que mi personalidad fusionó principios y creencias sobre mi mundo circundante (porque el resto, si no lo he visto, no tiene por qué existir para mí ya que el mundo es lo que percibimos sensorialmente). Y hasta aquí he llegado sin morir físicamente gracias a las circunstancias que así lo han hecho posible. Podría haber estado en un lugar determinado a una hora determinada donde una bomba ha estallado, pero eran otros los que estaban allí. Podría haber sufrido más que lo que lo he hecho o haber sido más feliz. Miro atrás y veo a alguien inquieto y ansioso por conocerse a sí mismo mientras un terrible tic-tac desgarra el silencio y envejezco entre otros seres que conviven en mi espacio-tiempo. Muchos de esos homínidos me han conocido y dirán que no he cambiado desde la adolescencia y yo les doy la razón asintiendo penosamente porque en realidad no lo sé. Solo sé que soy alguien que vive porque percibe, respira oxígeno tóxico que libera
radicales libres y hace que mi cuerpo se transforme y envejezca y mueran neuronas y mi memoria se desvanezca.
Aquel 25 de Junio, San Guillermo, un ochomesino gordo y blanquecino empapado de líquido amniótico respiraba algo tóxico que le iría matando lenta e irremediablemente a lo largo de su existencia. El doctor diría que estaba sano. Como todo bebé era sumamente adorable aunque se sabe, progenitores incluídos, que no todos los bebés son adorables y preciosos. Son pequeños meones sucios y además huelen a bebé. Coger los dedos como acto reflejo (¡Oh! ¡Que fuerza tiene!), color azul, nubes que forman dragones, miedos innatos vencidos, plastilina gris y blandiblú seco, inocencia arrancada cruelmente, inocencia perdida, botas de agua amarillas, heridas rosas, olor a mercromina roja y a sala de pediatría vacía, bronquitis asmática, papá no es perfecto y existe la autocrítica. Infancia feliz en contacto con la naturaleza. Descubrimientos. Sorpresas. Desengaños. Primer amor. Más desengaños. No todos son como yo. Realidad. Y ahora, mientras escribo, el ensordecedor tic-tac continúa sin piedad consumiendo momentos y recuerdos. Vienen a mi memoria torbellinos de realidades consumidas por el tiempo como aquella en la que yo pensaba como sería ahora. Y no lo soy, para bien o para mal.
No hay tiempo a no ser que lo tomes. El pasado es ahora mismo menos una milésima de segundo y el futuro será dentro de una milésima de segundo. Entre medias el tiempo es solo un formalismo. Si.
Siempre perdurarán en la
memoria colectiva las hazañas de Napoleón, mi admirado, o el descubrimiento de una relación causa-efecto, pero no lo harán esos pensamientos que uno guarda por temor a formar parte de esa enciclopedia social e inmaterial. Hace tiempo, de pequeño, me gustaba cronometrar el tiempo mínimo que podía capturar con mi reloj-cronómetro. No me acuerdo de cuánto era, pero era mío, me pertenecía porque estaba reflejado en una pantalla digital.
He estado en Roma hace poco. Y estaré más veces. Leo a
Barnes y me ha gustado
Matadero 5 de
Vonnegut, obra de ciencia-ficción basada en el
bombardeo de Dresde por las tropas aliadas en 1945. Murieron 300. 000 personas entre una enorme y diabólica tormenta de fuego, tres veces más que en Hiroshima. Me cae bien gente como
Ian (también
McEwan), gente con
ilusión, gente
agradable, gente que
crea, gente buena (no he encontrado ningún link apropiado, lo siento), gente
luchadora, gente
genial y los
búfalos. Me gusta casi todo... eso es que soy positivo ¿o acaso no? La foto se titula "Colón apocalíptico".
"Laughter and tears are both responses to frustration and exhaustion. I myself prefer to laugh, since there is less cleaning up to do afterward."Kurt Vonnegut
