lunes, 24 de marzo de 2008

I love 75


Últimamente he cenando en Etienne-Marcel, L'Entrecôte, le 20 de Bellechasse y en La Cantine de Faubourg lo que significa que no he estado por aquí. Dos de ellos tenían DJ's, dos eran muy oscuros, uno tenía algo de mafia rusa en su interior y todos mucha francesa delicada, sutil y, siendo sincero, realmente espectacular en cuanto a atuendo y físico se refiere. Excelente estancia en París hospedado en casa de mi amigo Lucas, que me llevó, entre otros sitios, a BC y a Neo, muy de moda y eso. Los porteros suelen llevar el término inflexibilidad hasta sus últimas consecuencias, pero con nosotros hicieron excepciones al ir acompañados de gente maravillosa, gente educada, gente de bien. He paseado con días soleados y fríos, visitado el Pompidou, comprado discos de minimal en Colette y bebido bastante vino blanco y dry martini en Hôtel Costes frente a gente poseedora de American Express Centurion y/o maletas de Goyard en recepción del Hôtel de Crillon. Como es lógico (para mí) no salgo en ninguna foto con la Torre Eiffel detrás ni nada de eso. Es que no me gusta. El turista en parís es muy fotógrafo y cada vez veo más reflex digitales, como la mía, siendo utilizadas con fines demoníacos, tales como retratar tetas de diosas de bronce o japonesas sonrosadas tocando falos marmóleos de mayor tamaño medio que el de sus congéneres. Salvo eso, todo lo demás es muy agradable. Me encantó la exposición que tenía Loris Gréaud en el Palais de Tokio; entramos maravillados por la publicidad elegante de un espectáculo audiovisual de tinte conceptual bastante prometedor y he aquí lo que encontramos:

-Habitación 1: Vacía. Supongo que algún performance flaco (que en realidad quería ser Cordon Bleu), cuyo bodypainting me ensuciaría de tintes orgánicos, haría su aparción para demostar que el mundo real es un tordo y que el capitalismo es nocivo e irracional. No es así. Al cabo de un rato, en el que pienso en la nada y en el nihilismo y en Breton también, rebusco en mi bolsa de Sotheby's y encuentro el programa. Leo "se encuentra usted sobre fuegos artificiales, pero se encuentran debajo del suelo".

-Estancia 2: Algo decepcionado, pero con una estúpida sonrisa, hago una foto a la pared desnuda y entro en una maravillosa zona con 450 tubos de luz apagados. Espero un rato observando varios estudiantes dibujándolos encendidos. Pregunto, en inglés, que qué demoños es esto y me responden "Je ne sais pas", respondo "Je ne suis pas là pour être aimé" y me miran extrañados. No me importa, dadas las circunstancias y, sobre todo, el contexto. Leo "estos 450 tubos se podría encender, pero en su interior hay gas butano y, en caso de ser encendido el sistema, explotan de forma violenta". Pienso que el mundo es maravilloso (sin sus habitantes dentro) y salgo a fumar caminando rápido entre hombres y mujeres que llevan bufanda en cualquier estación.

-Habitáculo 3: Vuelvo al interior con mucho ánimo dispuesto a ser muy feliz. Entro directamente a otra zona vacía (salvo algún árbol carbonizado suelto de tamaño natural) en la que hay un gran proyector digital enfocado a una pared sin decorar. Leo de mi ya arugado y sucio programa "este proyector emite imágenes. Está conectado a un sensor de movimiento, por lo que se apaga cuando alguien entra en la estancia". Así las imágenes pueden ser libres, claro, pienso. Salgo muy contento dispuesto a pasear por Montparnasse y llamo a amigos para decirles que esa noche voy a salir hasta tarde, muy tarde.
Mientras escribía escuchaba Soft Cell remezclado.

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