lunes, 6 de noviembre de 2006

Lágrimas tóxicas


Estaban ahora en el jardín lleno de hojas húmedas. La miró desinteresadamente, como cuando alguien observa a un loco que es amigo.
- No quiero.
Lo dijo tranquilo y se quitó una pestaña mirando el cielo rojo. Ella tardó en hablar de nuevo.
- Sí, si que quieres -dijo Katherine-. Hazlo.
- No quiero, no... -insistió él-. ¿Puedes subir la maldita música, por favor?
- Sé bueno ¿quieres? -cogió el pesado mando de la cadena de música y lo chupó varias veces-. Aunque sea sólo por una vez... Eres oscuro, eres...
- Soy yo.
- ¿Sabes? Creo que no me escuchas. No me entiendes. No te entiendes... Pásame más whisky. Quiero beber y olvidarte. ¿Puedes hacer eso por mí?
Ella se quedó mirando un caracol. Neil fue a por whisky y hielos. Volvió enseguida con vasos tallados de cristal grueso y whisky. No se veían hielos por ninguna parte. Quizá no habría.
- No quiero comer sopa -dijo él-. Es amarga. Sabe mal. Yo lo que quiero es decir "puta". Eso me agrada. Lo quiero decir mucho. Pero eso, pequeña, ya lo sabes ¿verdad que sí, cielo?
- Lo sé Ny. Claro que lo sé. Yo te conozco ¿sabías? Yo te conozco.
Eso no era verdad. No conocía lo suficiente. Lágrimas. Hojas húmedas mojadas de lágrimas tóxicas. Ella subió la música y metió el caracol dentro del tazón de sopa dulce. Se tumbó antes de beber. La nube de humo del cigarrillo de Neil se elevaba hasta el infinito. Ella pensaba ahora en suicidarse cortándose con caramelos afilados.
- El amor.
- La vida.
Bebieron hasta quedarse dormidos sobre charcos de whisky, baba de caracol, sopa dulce y lágrimas. Soñaron que veían insectos. En el pasado se habían querido.

La foto es de mi perra, Wanda, durmiendo en casa porque se aburría.

"Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde con fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡¡¡¡¡Ahhhh!!!!!!".
(Principio de la novela "On the road", publicada en 1957 por Jack Kerouac, voz de su generación)

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